domingo, 2 de septiembre de 2018

Moscas


Era  una tarde calurosa, el sol ya se estaba ocultando, me encontraba sentado  en el porche de mi casa, leyendo una novela sobre un fulano que se transformaba en escarabajo. Por un momento me detuve a pensar en como sería vivir esa situación, ser por unos instantes alguna de esos insectos tan despreciados por su forma de vivir. En ese momento note la presencia de  una pequeña mosca, posada sobre  mi rodilla...

Mi primer reacción hubiera sido intentar ahuyentarla, o aplastarla, pero en ésta ocasión me detuve a observarla, reflexionando justamente en lo que aquel libro me había hecho pensar.

Pasó un largo rato y yo la continuaba apreciando, era raro que no se moviera, que continuara quieta, no sé  si observándome también o pensando en lo que piensen las moscas.

Entonces me di cuenta ella seguía ahí por que  yo no había intentado aplastarla  o espantarla, que curioso mi descubrimiento: ¡las moscas son capases de sentir confianza!

Después de tener  un leve sobre salto por mi descubrimiento, ella comenzaba a mover sus alas, ella estaba por volar, apenas se despegó de mi rodilla acudió a mi las reacción primera que hubiese tenido en cualquier otra situación...

La atrape con la mano y la aplasté...
Entonces reflexione:

¿Cuántas veces  no hemos sido como esa mosca?
¿Cuántas veces  hemos tenido confianza en alguien?
¿Cuántas manos nos han aplastado por haber confiado en ellas?


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